Crear piezas únicas, originales y realizadas con las manos que transforman barro en obras artísticas.
Moldeadas con la fuerza necesaria para cuidar cada detalle, forma y textura, la precisión con la que el pie gira el torno antiguo…
Así se crean estas piezas de barro, originarias de Tonalá y qué miles de personas llevan a sus hogares.
“ El material viene siendo barro rojo, negro y blanco, lo revuelven y hacen una masa y ya van poniéndolos en moldes en tres o cuatro partes según lo que tenga la maceta de grande… para meterlas al horno y que queden bien secas”, dijo Ricardo Hernández Esqueda, Alfarero.
Un oficio que ha pasado a través de generaciones, una pasión que sin duda deja huella con cada una de las creaciones de los artesanos.
Las macetas más grandes son creadas con moldes especiales, y son cocinadas fuera de la ciudad. Su origen es en San Pedro Tlaquepaque pero desde hace casi cuatro décadas se comenzaron a crear en el municipio alfarero.
Sin duda cada persona que labora en el taller más grande de Tonalá le agrega su toque, su pasión y su trabajo se refleja en cada pieza.