En la parada del mercado de los ancianos, entre el aroma irresistible de los tacos y la calidez de una historia de lucha, se encuentra el puesto de doña Mari. Este 6 de junio, ella celebra 30 años de trabajo ininterrumpido, una historia que comenzó por necesidad y que hoy es un ejemplo de perseverancia y éxito en el comercio ambulante.
Al principio, la rutina era agotadora. Se despertaba a las 4:30 de la mañana para preparar los ingredientes y comenzar a vender tacos dorados, empanadas, comidas y hasta jugo de naranja. Con el tiempo, fue adaptándose y hoy inicia su día a las 8:00 de la mañana, apoyada por su familia.
El negocio no solo permitió que su familia saliera adelante, sino que también hizo posible que sus hijos estudiaran. Su hijo mayor, de 27 años, se tituló como enfermero y actualmente realiza trabajo voluntario, mientras que el menor, de 17 años, está por terminar sus estudios de preparatoria.
A lo largo de los años, ha enfrentado retos económicos, temporadas bajas y el cansancio físico de la rutina. Para doña Mari, el comercio es una gran oportunidad para salir adelante, pero también reconoce el valor de la educación.
Con tres décadas de trabajo, sacrificio y amor por su negocio, doña Mari es un ejemplo de que la perseverancia y la dedicación pueden transformar cualquier dificultad en una historia de éxito.