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Aranceles de Trump preocupa a tequileros en México

Valentine Hilaire y Fiona Rutherford │ El Financiero

Las intermitentes amenazas arancelarias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra México se han vuelto un dolor de cabeza para los ejecutivos de la emblemática industria del tequila del país.

Muchos compradores apresuraron sus pedidos después de que Trump pospusiera las medidas por un mes para que pudieran cruzar la frontera con la mercancía antes de que los aranceles entraran en vigor. Ahora que se acerca otra fecha límite, el negocio está sufriendo las consecuencias hasta que el impacto de los aranceles se aclare, con algunos pagos retrasándose en medio de un incremento de los inventarios, según productores del estado de Jalisco.

Con el aumento de la incertidumbre, un fabricante de tequila de séptima generación argumentó que las prolongadas amenazas podrían ser incluso peores que los propios aranceles. “Los clientes no se quieren comprometer ahora mismo y estar sentados en inventario es muy costoso”, dijo Luis Fernando Camarena, de 29 años.

Trump sembró esta semana la confusión sobre qué aranceles entrarían en vigor y cuándo. Después de dar una serie de respuestas contradictorias sobre sus planes de política comercial para Canadá y México —así como para la Unión Europea— el presidente confirmó el jueves que EU impondría aranceles del 25 por ciento a sus dos vecinos este pasado 4 de marzo, según lo previsto, junto con un impuesto del 10 por ciento sobre las importaciones procedentes de China.

Aunque los datos de febrero, cuando los aranceles de Trump estaban en suspenso, aún no están disponibles, los fabricantes de tequila enviaron en enero 32 millones de litros a EU, según el regulador del sector.
Eso supone un aumento de casi el 35 por ciento con respecto al año anterior y representa un salto del 25 por ciento con respecto a diciembre, ya que los compradores se apresuraron a comprar antes de la fecha inicial de aplicación del presidente, el 4 de febrero.

México ha tenido el monopolio de la producción de tequila desde mediados de la década de 1990, cuando la UE le concedió la denominación de origen y, posteriormente, la concedieron sus socios de libre comercio de América del Norte, EU y Canadá.

Pero elegir a su vecino del norte como su principal mercado —tanto por la proximidad como porque es el hogar de millones de mexicanos que ya lo beben— hizo que las decisiones políticas en Washington fueran una cuestión de vida o muerte para la industria, afirmó el analista Roberto Solano.

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