En su libro Deep Work, el autor y profesor Cal Newport habla de la importancia del “trabajo profundo”, una forma de concentración sin interrupciones que permite lograr resultados de alta calidad en menos tiempo. Pero este principio puede aplicarse más allá del trabajo: también en el ocio, en la lectura, en las conversaciones o en el aprendizaje.
La clave está en crear espacios de “tiempo profundo”, libres de notificaciones, multitareas y ruido mental. Hoy en día, el promedio de concentración continua de un adulto es de solo 8 segundos, menor que el de un pez dorado, según un estudio de Microsoft. Recuperar nuestra atención se ha convertido en un acto de resistencia: usar bloqueadores de redes, activar el modo avión o simplemente dedicar bloques de tiempo a una sola actividad puede transformar tu productividad y bienestar.
Más allá de la eficiencia, el “tiempo profundo” nos reconecta con la experiencia presente, nos permite disfrutar más y reduce la ansiedad provocada por estar siempre saltando de estímulo en estímulo.
– Paco Corral
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