Aunque en muchos lugares del mundo la siesta se ve como un lujo o una señal de flojera, en países como Japón, España y algunos de Latinoamérica es una práctica socialmente aceptada e incluso promovida por algunas empresas. La clave está en cómo hacerlo: una siesta bien planeada puede mejorar la memoria, el rendimiento y hasta el estado de ánimo.
Según la NASA, una siesta de 26 minutos puede mejorar el rendimiento laboral en un 34% y el estado de alerta en un 54%. El secreto está en la duración: si duermes entre 10 y 30 minutos, obtendrás beneficios sin caer en el sueño profundo, lo que evitará que te sientas aturdido al despertar.
Las siestas también pueden ser aliadas de la creatividad. Grandes genios como Dalí y Edison las usaban estratégicamente para estimular ideas. Hoy, con el ritmo acelerado de vida, hacer pausas inteligentes no es una pérdida de tiempo, sino una inversión en energía.
– Paco Corral
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